miércoles, 15 de febrero de 2012

La frontera Haitiano-dominicana, espacio de múltiples dimensiones



Definida en situaciones confusas, la colonia de Saint Domingue inicia su historicidad hacia finales del siglo XVII, anos de 1696-1698, Con el Tratado de Ryswik firmado entre Francia y España. Desde entonces los problemas históricos entre ambas colonias y posteriormente entre las dos republicas: Haití y República Dominicana, han sido una constante. El propio Tratado de Basilea de 1795 pautó los límites fronterizos modernos sobre los cuales se definen las relaciones territoriales de ambas naciones. Por momentos ha sido el tema fronterizo causante de agresiones y conflictos diplomáticos trasladados al terreno de organismos internacionales competentes y traumaticamente causante de una de las peores masacres, La Matanza de 1937, ejecutada por el General Rafael L. Trujillo que trajo un gran rechazo internacional.

Presentacion de grupo de gaga dominicano en el Museo del Hombre Dominicano, acompañado del musicologo dominicano Edis Sánchez.


La frontera dominico-haitiana como otras en América y el mundo, es un espacio de de interacción y flujo que no solo encierra consideraciones de orden legal ligadas a las políticas migratorias de un país, sino también problemas de seguridad, contrabando, comercio, convivencia humana y mestizajes culturales además de ocupaciones territoriales que reflejan movimientos comerciales y compartición espacial, sin dejar fuera de la reflexión los temas de medioambiente y trata humana.

Todos esos factores se hacen presentes en cualquier frontera. La nuestra con Haití se ha visto matizada por lecturas históricas diferenciadas y ha sido motivo de escaramuzas pero también de convivencia interétnica llegando a crear la condición del rayano, ciudadano que nacido y criado en la reya fronteriza, construye un modo mixto, y se articula perfectamente a ambas realidades culturales sin enajenación alguna.

Fronteras inciertas, espacios indefinidos, límites aun pendientes de resolver y expropiaciones territoriales es la historia que acompaña las fronteras del mundo. Hoy parece que muchos intereses espurios han visto el potencial de recursos que encierra el trasiego fronterizo y en países como los nuestros donde no hay mucha vigilancia, ni regulación, ni seguridad, ni control, las fronteras en estos casos son caldo de cultivo para el tráfico de armas, droga, mercancías de todo tipo, trasiego humano ilegal, así mismo como potente espacio del intercambio comercial que nutre las fuentes de vida de los pobladores cercanos de ambos pueblos, así como los ingresos por intercambio comercial, de los principales rubros comerciales de estos pueblos.

En nuestro caso, la frontera es un mito en el sentido que no existe en los hechos y puede cruzarse sin problemas por muchos puntos de ella que tiene cerca de 370 kilómetros con a penas 8 puntos de vigilancia militar y uno que otros militares transitándola. Tres ciudades principales forman el corredor comercial y de pasaje fronterizo: Dajabón al norte, Elías Piña al centro y pedernales al sur. Conocidas como el corredor fronterizo dominico-haitiano, se le suman otras ciudades periféricas a ambos lados que son impactadas por la cercanía fronteriza o bien por el comercio, constituyendo este corredor una franja ideal para potenciar proyectos de desarrollo comunes y establecer canales de comunicación cultural, laboral, comercial que beneficie a ambas naciones.

No obstante el resentimiento que ha normado las relaciones de los dos países se impone para limitar los beneficios de estas ciudades vecinas. El temor a una llamada haitianización se interpone para obstruir estas ventajas. Así mismo, es notorio que la desregularizacion del lado haitiano incrementa brotes de migración ilegal que anida quejas ciudadanas manipuladas por los resortes nacionalistas del lado dominicano que dificultan los flujos normales de la presencia de la inmigración haitiana del lado dominicano.

Sin embargo, Haití es el segundo socio comercial dominicano. Esta realidad esta por encima de los retorcimientos nacionalistas y las viejas confrontaciones. Es cierto que el capital inversionista dominicano no ha sabido o no se ha atrevido a explotar ese mercado virgen que representa Haití, pero es notorio el desbordamiento de mercancía, el trasiego de gente y las ganancias que deja el mismo.

Cuando se cierra la frontera, explota una crisis del lado dominicano donde comerciantes, venduteros y otros sectores comerciales se ven rápidamente afectados, no es atrevido afirmar que una parte importe del aparato productivo nacional depende de este comercio, muchas veces irregular.

Así pues la frontera dominico-haitiana es un escenario para estudiar también otros aspectos de este vinculo fronterizo como el cultural, se desarrolla en escala mayor el vinculo afectivo, además del comercial, el amistoso y el fraternal solidario, y en términos culturales muchos dominicanos terminan aprendiendo el creole lengua nacional haitiana, como otros hábitos culturales haitianos alrededor de la música y las creencias religiosas, de su parte el haitiano habla un castellano con dificultad gutural alrededor de la pronunciación de la r, baila la bachata ritmo nacional dominicano como un dominicano mas y entabla relaciones maritales y de amistad con dominicanos-as.

En un fenómeno común a las zonas fronterizas, estas ciudades que conforman el corredor fronterizo, se han convertido en espacio de crecimiento ocupacional concentrando pobladores hacia sus periferias que las ayuda a mantener un ensanchamiento constante, reflejo del polo de atracción de todo tipo que ejercen los contactos fronterizos.

Pero también hoy hablamos de transfronterizo cuando se trata de las identidades y como la propia globalización ha borrado por así decirlo o hacerlo, la noción física de los limites territoriales trasladando la visión territorial de la frontera a espacios extranacionales en donde la nacionalidad se expresa con el mismo o mayor eco, que en suelo propio.

Frontera, desarrollo, convivencia y regulación migratoria y comercial caminan de la mano cuando de definir políticas de intercambio se trata. La ausencia de institucionalidad y de fortalecimiento democrático dificultan el proceso, sin embargo, hoy es imposible vivir aislados del mundo, pero sobre todo del vecino mas cercano, tanto para gobiernos, clase política, agentes económicos y mundo diplomático, lo fronterizo es y será un tema de agenda obligatorio.-

© Carlos Andújar

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