Definida en
situaciones confusas, la colonia de Saint Domingue inicia su historicidad hacia
finales del siglo XVII, anos de 1696-1698, Con el Tratado de Ryswik firmado
entre Francia y España. Desde entonces los problemas históricos entre ambas
colonias y posteriormente entre las dos republicas: Haití y República Dominicana,
han sido una constante. El propio Tratado de Basilea de 1795 pautó los límites
fronterizos modernos sobre los cuales se definen las relaciones territoriales
de ambas naciones. Por momentos ha sido el tema fronterizo causante de
agresiones y conflictos diplomáticos trasladados al terreno de organismos
internacionales competentes y traumaticamente causante de una de las peores
masacres, La Matanza
de 1937, ejecutada por el General Rafael L. Trujillo que trajo un gran rechazo
internacional.
Presentacion de grupo de gaga dominicano en el Museo del Hombre Dominicano, acompañado del musicologo dominicano Edis Sánchez. |
La frontera
dominico-haitiana como otras en América y el mundo, es un espacio de de interacción
y flujo que no solo encierra consideraciones de orden legal ligadas a las políticas
migratorias de un país, sino también problemas de seguridad, contrabando,
comercio, convivencia humana y mestizajes culturales además de ocupaciones
territoriales que reflejan movimientos comerciales y compartición espacial, sin
dejar fuera de la reflexión los temas de medioambiente y trata humana.
Todos esos
factores se hacen presentes en cualquier frontera. La nuestra con Haití se ha
visto matizada por lecturas históricas diferenciadas y ha sido motivo de escaramuzas
pero también de convivencia interétnica llegando a crear la condición del
rayano, ciudadano que nacido y criado en la reya fronteriza, construye un modo mixto,
y se articula perfectamente a ambas realidades culturales sin enajenación
alguna.
Fronteras inciertas,
espacios indefinidos, límites aun pendientes de resolver y expropiaciones
territoriales es la historia que acompaña las fronteras del mundo. Hoy parece
que muchos intereses espurios han visto el potencial de recursos que encierra
el trasiego fronterizo y en países como los nuestros donde no hay mucha vigilancia,
ni regulación, ni seguridad, ni control, las fronteras en estos casos son caldo
de cultivo para el tráfico de armas, droga, mercancías de todo tipo, trasiego
humano ilegal, así mismo como potente espacio del intercambio comercial que
nutre las fuentes de vida de los pobladores cercanos de ambos pueblos, así como
los ingresos por intercambio comercial, de los principales rubros comerciales
de estos pueblos.
En nuestro caso,
la frontera es un mito en el sentido que no existe en los hechos y puede
cruzarse sin problemas por muchos puntos de ella que tiene cerca de 370 kilómetros con a
penas 8 puntos de vigilancia militar y uno que otros militares transitándola.
Tres ciudades principales forman el corredor comercial y de pasaje fronterizo: Dajabón
al norte, Elías Piña al centro y pedernales al sur. Conocidas como el corredor
fronterizo dominico-haitiano, se le suman otras ciudades periféricas a ambos
lados que son impactadas por la cercanía fronteriza o bien por el comercio,
constituyendo este corredor una franja ideal para potenciar proyectos de
desarrollo comunes y establecer canales de comunicación cultural, laboral, comercial
que beneficie a ambas naciones.
No obstante el
resentimiento que ha normado las relaciones de los dos países se impone para
limitar los beneficios de estas ciudades vecinas. El temor a una llamada
haitianización se interpone para obstruir estas ventajas. Así mismo, es notorio
que la desregularizacion del lado haitiano incrementa brotes de migración
ilegal que anida quejas ciudadanas manipuladas por los resortes nacionalistas
del lado dominicano que dificultan los flujos normales de la presencia de la
inmigración haitiana del lado dominicano.
Sin embargo,
Haití es el segundo socio comercial dominicano. Esta realidad esta por encima
de los retorcimientos nacionalistas y las viejas confrontaciones. Es cierto que
el capital inversionista dominicano no ha sabido o no se ha atrevido a explotar
ese mercado virgen que representa Haití, pero es notorio el desbordamiento de
mercancía, el trasiego de gente y las ganancias que deja el mismo.
Cuando se cierra
la frontera, explota una crisis del lado dominicano donde comerciantes,
venduteros y otros sectores comerciales se ven rápidamente afectados, no es
atrevido afirmar que una parte importe del aparato productivo nacional depende
de este comercio, muchas veces irregular.
Así pues la
frontera dominico-haitiana es un escenario para estudiar también otros aspectos
de este vinculo fronterizo como el cultural, se desarrolla en escala mayor el
vinculo afectivo, además del comercial, el amistoso y el fraternal solidario, y
en términos culturales muchos dominicanos terminan aprendiendo el creole lengua
nacional haitiana, como otros hábitos culturales haitianos alrededor de la música
y las creencias religiosas, de su parte el haitiano habla un castellano con
dificultad gutural alrededor de la pronunciación de la r, baila la bachata
ritmo nacional dominicano como un dominicano mas y entabla relaciones maritales
y de amistad con dominicanos-as.
En un fenómeno
común a las zonas fronterizas, estas ciudades que conforman el corredor
fronterizo, se han convertido en espacio de crecimiento ocupacional
concentrando pobladores hacia sus periferias que las ayuda a mantener un
ensanchamiento constante, reflejo del polo de atracción de todo tipo que
ejercen los contactos fronterizos.
Pero también hoy
hablamos de transfronterizo cuando se trata de las identidades y como la propia
globalización ha borrado por así decirlo o hacerlo, la noción física de los
limites territoriales trasladando la visión territorial de la frontera a
espacios extranacionales en donde la nacionalidad se expresa con el mismo o
mayor eco, que en suelo propio.
Frontera,
desarrollo, convivencia y regulación migratoria y comercial caminan de la mano
cuando de definir políticas de intercambio se trata. La ausencia de
institucionalidad y de fortalecimiento democrático dificultan el proceso, sin
embargo, hoy es imposible vivir aislados del mundo, pero sobre todo del vecino
mas cercano, tanto para gobiernos, clase política, agentes económicos y mundo
diplomático, lo fronterizo es y será un tema de agenda obligatorio.-
© Carlos Andújar
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