martes, 21 de octubre de 2014

Permeabilidad del liborismo

RELIGIOSIDAD POPULAR Y PERMEABILIDAD DEL LIBORISMO EN SAN JUAN DE LA  MAGUANA

Una aproximación

El liborismo, convertido en unas de las tradiciones mesiánicas más importantes y vivas en la región del Caribe, constituye uno de los fenómenos de la religiosidad popular dominicana más impactante y de interés de expertos e investigadores dado su pervivencia, permanencia o presencia en el seno de campesinos, citadinos, empresarios, políticos, profesionales, intelectuales, ricos y pobres de la región de San Juan de la Maguana.

Es este culto uno de los más sufridos por parte del poder establecido, del prejuicio y las distorsiones que acompañan la interpretación que hace mucha gente de su doctrina y base litúrgica, es el único que registra confrontaciones físicas con el poder sea este foráneo o nacional. Por un lado su principal figura Liborio Mateo, luego de enfrentarse por más de cinco años a las tropas interventoras norteamericanas fue muerto por disparos en la cordillera Central, en 1922,  por miembros del ejército de ocupación norteamericano.




Montada una campaña de descrédito contra el mesías Liborio, sus seguidores y sus prácticas religiosas por sectores eclesiásticos, comerciantes, empresarios agrícolas, funcionarios gubernamentales e intelectuales de San Juan de la Maguana y otras partes del país, la muerte de Liborio supuso la desaparición del culto y que fue acompañada de la exposición en el Parque Sánchez de la ciudad de San Juan de la Maguana de su cadáver para escarmiento de sus seguidores y evidencia de su eliminación física, lo cual enviaba un metamensaje a la sugestión que causaba entre sus convictos feligreses su condición de mesías invencible.

Más tarde y luego de un reanimamiento del culto, esta vez auspiciado por los llamados Mellizos de Palma Sola, en Las Matas de Farfán, se produce un aglomeramiento inusual en la religiosidad popular dominicana y dentro del marco de una coyuntura política explosiva e incierta. Con liderazgo suficiente, no solo para continuar la vieja tradición liborista que recuperan de la memoria y del inconsciente de los pobladores de la región sanjuanera sino también de otras partes del país que mostraba lo lejos que había llegado Liborio para 1922. Los Mellizos de Palma Sola lograron conformar una compacta feligresía que los seguía cada vez con mayor pasión y militancia.

Estos hechos populares, rurales y de naturaleza sagrado no cayeron bien en la clase que ostentaba el poder en la región y en el país y apoyándose en los mismos agentes sociales, económicos y políticos anteriores comenzó una campaña de denuesto y confrontación con estos campesinos desposeídos de sus medios de producción, cada vez más empobrecidos en medio de una sociedad que los excluía posibilitando esto el resurgimiento del culto mesiánico de naturaleza sociorreligioso.

Ante el auge que seguía rondando el campamento de los Mellizos en la comunidad de Palma Sola, con peregrinaciones de dos días, dos veces a la semana y una presión de los sectores de poder de la región, el gobierno de García Godoy ordena una acción con características militares para aplacar y reducir al mínimo el ruido que causaba este movimiento en la zona, excusa oficial que parece haber escondido otros propósitos como una trastada al general Rodríguez Reyes, quien sonaba como secretario de las Fuerzas Armadas en el recién electo gobierno del PRD, que encabezaría el profesor Juan Bosch.

Efectivamente, los hechos no se hicieron esperar y de un pelotón que se trasladó a San Juan de la Maguana a dialogar con los liboristas y sus líderes, los Mellizos, terminó con una confrontación irracional que acabó con la vida de dos de los tres hermanos, dos de ellos Mellizos, el general Rodríguez Reyes y heridas al capitán Francisco A. Caamaño, segundo de la operación militar y cientos de muertos, heridos y detenidos que como respuesta trajo la extraña escaramuza que se produjo en la choza, donde conversaban los jefes de ambos grupos.

La secuela del hecho

Desde el punto de vista investigativo, resulta curioso que tantos años después de estas acciones, dos en total, perviva un culto de la manera que fuera, dado que el impacto negativo que ese hecho causa o como se haya registrado en la mente de una gente del pueblo, sesga la memoria, obstruye su referente y produce una especie de schok psicológico en el que por el impacto de lo sucedido, se produce una amnesia de la memoria, en este caso colectiva.

Ahora bien, es obvio que luego de estos tristes y trágicos acontecimientos de 1962 conocidos como la Matanza de Palma Sola, los seguidores y practicantes de esta vieja tradición mesiánica sintieron temor, se convulsionaron por lo sucedido y crearon un recurso terapéutico de defensa psíquica y de autoprotección.

Podría hablarse de una especie de clandestinaje y no de rechazo a sus convicciones. Ya la historia registra casos similares en que la persecución producía el enclaustramiento como los cristianos primitivos y las catacumbas o las antiguas sectas religiosas como los cataros de Europa. Algo parecido hubo de producirse entre los seguidores del liborismo.

Posiblemente se conjugaron varias formas de resistencia y permanencia del culto que pueden explicar su existencia permeabilizada en y desde distintas formas y maneras. Este trauma histórico fue abordado con inteligencia, paciencia y convicción de fe por los liboristas. La historia da lecciones de que la imposición no necesariamente termina en asimilación de cualquier hecho cultural. Los mecanismos de reproducción y supervivencia a que recurren los grupos humanos, son evidencias de la plasticidad a la que determinados hechos históricos y culturales se someten, el liborismo es ejemplo de esto.

Los años que siguieron a la matanza de 1962, no fueron diferentes a los que siguieron a la muerte del mesías en 1922, es decir, 40 años después: ataques infernales contra el culto, historias irreales contadas como verdades, complicidad del discurso intelectual dominante con estos hechos horrendos, fábulas y distorsiones que habrían de producir reacciones naturales de vacilaciones, temor y dudas entre los creyentes.

El recogimiento en los años que siguieron a la acción militar de 1962, era normal ese reflujo luego del protagonismo mostrado por el liborismo, es explicable dado que la crueldad y violencia que allí se produjo causó heridas y sentimientos de temor que habría de proyectarse por años. Además, los hechos políticos nacionales, justo iniciada la transición democrática de 1961, ocuparon la atención del país y desplazaron otros acontecimientos incluidos el dolor de este atropello.

La permeabilidad del culto

No obstante, entre las décadas del 90 del siglo pasado y lo que va de este siglo XXI, hemos visto como se ha producido una acentuación y reanimamiento del liborismo sin que ello sugiera su inexistencia anterior. Los síntomas de su pervivencia fueron notables en la medida en que el único mellizo vivo, don León Ventura, se hizo cargo de la tradición de sus hermanos y desde la comunidad de Media Luna y Carrera de Yeguas en Las Matas de Farfán, mantuvo el liborismo con cautela, transmutado este cabeza del culto en una militancia reformista que le ayudó a preservar sin oposición, las prácticas y poco a poco fue tomando cuerpo y liderazgo, aunque hoy los años y la salud no le ayudan a mantener su adhesión y protagonismo activo como antes.

Otros puntos liboristas se mencionan y que son la resultante de ese resurgir lento, pero firme entre los campesinos del lugar, Azua, se ve privilegiada de contar con uno de los nietos de Liborio que mantiene el culto y que suele por momento, como nos contó hace unos años en entrevista realizada en La Agüita de Liborio: “Distanciarse de los Mellizos de Palma Sola por que estos no hacían muchas referencias al mesías Liborio y sentía que lo desplazaban”.

Las Matas de Farfán se tiene en estos momentos como uno de los centros activos del liborismo, igualmente Matanza comunidad rural de San Juan de la Maguana, y hasta Elías Pina. En la ciudad luce menos activo el culto aunque con seguidores más esparcidos. Entre estos seguidores abiertamente encontramos intelectuales, personalidades, políticos y gente de clase media y hasta pequeños y medianos empresarios, antaño opositores de la tradición en una especie de metamorfismo y validación de grupos que tradicionalmente le adversaban.

Pervivencia, presencia o persistencia, de cualquier manera el liborismo ha encontrado formas sui generis de continuar vivo en el San Juan de hoy. Las tradiciones religiosas populares como el vudú, las cofradías y otras manifestaciones del catolicismo popular como las Hermandades, permiten la permeabilización del liborismo en la medida en que muchos de sus miembros fueron y son, liboristas.

Esto implica que el liborismo encontró una manera práctica de proyectarse, de sobrevivir y es a través de muchas de estas creencias que se prolonga y pervive. Como una medida de inteligencia y habilidad de los liboristas y dado el hecho que han sido dos veces en la historia dominicana agredidos, muchos de ellos han entendido que la mejor manera de seguir la tradición es transmutándola a otras prácticas religiosas de menor riesgo, aunque no necesariamente aceptadas, como el vudú.

¿Por qué afirmamos esta tesis? Debido a que los liboristas han aceptado sin problemas su pertenencia a otros cultos, son militantes y consagrados sin dejar de pensar en Liborio, en el liborismo antiguo y la estatura sagrada de ese mesías que gravitó en la región y su peso se siente aún hoy.

La Iglesia católica, por su parte, sabe que muchos de sus feligreses, los más militantes, provienen del liborismo y ya convive con ellos, sea porque entienda que en estos momentos el liborismo como agrupación no existe o éste no pone en peligro el mundo católico de la región o simplemente porque se ha producido una transformación en la mentalidad de esa parte de la iglesia, haciéndose más tolerante o que simplemente se hace algo cómplice o indiferente por conveniencia.

El señor Caamaño, devoto  de Liborio es diácono de la Iglesia católica de San Juan de la Maguana. Según sus informaciones el liborista no ve oposición alguna entre Dios y Liborio. Tampoco entiende un conflicto su condición de católico y de liborista. El cura sabe de estos hechos esenciales del catolicismo en la ciudad, pero no alimenta el conflicto, pues son los liboristas nervios vitales del catolicismo de ésta: cumplidores, fieles, militantes, entregados y responsables, cualidades, que según el señor Caamaño, la heredaron de Liborio Mateo, contrario a lo que decían de él.

El vudú de la región no es liborista propiamente, sin embargo, se ve permeado por el laborismo, pues muchos de sus sacerdotes fueron en algún momento liboristas o estuvieron y están bajo su influjo mágico y simbólico hoy. Por eso encontramos las cruces del calvario liborista en los manteles de algunos altares, de vudú, o la paloma del espíritu santo con doble significación simbólica: ligada a la Cofradía del Espíritu Santo de la comunidad del Batey o al liborismo que usa la paloma como símbolo mesiánico.

Pero en las festividades del vudú en la región, he escuchado salves liboristas y no solo salves a deidades del panteón vudú. Los atabales a veces son decorados con cruces y el calvario suele estar o bien a la entrada de la casa o en un lateral, del patio de ésta. Sin dejar de mencionar, que entre las banderas de la sociedad vudu a veces hemos descubierto banderas liboristas con fondo blanco y cruces azules.

Es notorio que algunos sacerdotes del vudú en la región usen en sus pócimas curativas el agua procedente del manantial de Liborio en Maguana Arriba usado con fines curativos y mágicos y en muchos de estos altares la foto de Liborio es un icono obligado. A ninguno de los participantes se les ocurre preguntar por tales cruces pues en muchos de ellos prima en su inconsciente una relación familiar entre estos símbolos cultuales, donde también se hace presente la comarca, música liborista, y en esos lugares la figura de Liborio como referente sagrado, llegando el liborismo a convertirse en un modo de vida, cuya trascendencia va, pues, más allá del simple culto y se anida en las mentalidades de la gente haciéndose más estructural como forma de mentalidad y cosmogonía.

Por su parte, las cofradías están sesgadas por el liborismo a tal punto que en sus ceremonias se hacen ritos con música liborista, y por demás la cuna de la cofradía de San Juan Bautista tiene su trono en Maguana, centro del liborismo y lugar de nacimiento de éste.

En una reciente visita a la Agüita de Liborio, el 24 de junio de este año con investigadores locales, encontramos una delegación entera de la Cofradía del Espíritu Santo, de la comunidad del Batey que llegó al lugar entonando salves liboristas y rindiéndole culto al mesías. Son estas las formas de permeabilidad que ha encontrado el liborismo para pervivir a través del tiempo y constituir unas de las tradiciones más recurrentes, reiteradas y fuerte del imaginario sagrado popular con la salvedad, de que a pesar de que es un culto local, su irradiación ha penetrado otras esferas del país existiendo una firme creencia liborista en una parte de la Cordillera Central del lado cibaeño por solo mencionar esta zona del país.

El antiguo presidente de la Cofradía del Espíritu Santo de la comunidad del Batey, Ubaldo Jiménez, nos decía que: “ellos – los cofrades- sienten respeto por Liborio, que no dejan de invocarlo en sus ceremonias y que creen que el liborismo, no es opuesto a sus creencias en Dios y en el Espíritu Santo”.

Esta capacidad de moldeamiento o permeabilidad, ha posibilitado que el liborismo cien años después se mantenga de múltiples formas en el imaginario de la gente. Su lucha por no desaparecer le viene por la convicción de fe de su gente, la significación que todavía mantiene entre los distintos grupos de la región y por supuesto, en la validación social que ha encontrado para ser respetado y asumido como una de las expresiones identitarias más genuinas de sus pobladores que está presente en muchas cosas de su cotidianidad: comida, vestimenta, símbolos sagrados, por metamorfosis con prácticas mágicas, curativas, rituales y de adivinación.

El liborismo pervive pues, porque ha podido vencer el tiempo y los inconvenientes que le han acompañado, es una presencia hoy y una realidad no importando que la misma se produzca en metamorfosis con otros cultos populares. Lo cierto es que está presente y es el liborismo expresión de un culto vivo, para finalmente persistir porque ha podido franquear todos los obstáculos que la sociedad le ha puesto convirtiéndose en una reiteración necesaria para los grupos que le han servido de catarsis social y acción de fe.

Nieta de Liborio, recién fallecida en San Juan de la Maguana.

Bibliografía. Informantes

1.- Juan Mateo. Nieto de Liborio residente en Azua.
2.- El señor Caamaño, diácono de la Iglesia Católica de la ciudad de San Juan y liborista
3.- El Señor Ubaldo Jiménez. Antiguo presidente de la Cofradía del Espíritu Santo en la comunidad del Batey, San Juan de la Maguana.
4.- Trabajos de campo y entrevistas de estudiantes del CURO-UASD. Semestres 2-2010 y 1-2011.



1 comentario:

  1. Es interesantísima la forma en la que usted expone de manera condensada la aún existencia del liborismo. Me encuentro realizando una investigación sobre las manifestaciones músico-religiosas del municipio San Juan de la Maguana y -sin dudas- sus informaciones han sido muy valiosas.

    ¿Sería posible que me facilitara alguna vía de comunicación directa para mejor comunicación? Estamos solicitando colaboración de especialistas sobre este tipo de manifestaciones para la realización de un documental y su presencia no puede faltar.

    Espero su atenta respuesta. Bendiciones.

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