RELIGIOSIDAD POPULAR Y PERMEABILIDAD DEL LIBORISMO EN SAN
JUAN DE LA MAGUANA
Una aproximación
El liborismo,
convertido en unas de las tradiciones mesiánicas más importantes y vivas en la región
del Caribe, constituye uno de los fenómenos de la religiosidad popular
dominicana más impactante y de interés de expertos e investigadores dado su pervivencia,
permanencia o presencia en el seno de campesinos, citadinos, empresarios, políticos,
profesionales, intelectuales, ricos y pobres de la región de San Juan de la Maguana.
Es este culto uno de
los más sufridos por parte del poder establecido, del prejuicio y las
distorsiones que acompañan la interpretación que hace mucha gente de su
doctrina y base litúrgica, es el único que registra confrontaciones físicas con
el poder sea este foráneo o nacional. Por un lado su principal figura Liborio
Mateo, luego de enfrentarse por más de cinco años a las tropas interventoras
norteamericanas fue muerto por disparos en la cordillera Central, en 1922, por miembros del ejército de ocupación
norteamericano.
Montada una campaña
de descrédito contra el mesías Liborio, sus seguidores y sus prácticas
religiosas por sectores eclesiásticos, comerciantes, empresarios agrícolas,
funcionarios gubernamentales e intelectuales de San Juan de la Maguana y otras partes del
país, la muerte de Liborio supuso la desaparición del culto y que fue
acompañada de la exposición en el Parque Sánchez de la ciudad de San Juan de la Maguana de su cadáver para
escarmiento de sus seguidores y evidencia de su eliminación física, lo cual
enviaba un metamensaje a la sugestión que causaba entre sus convictos
feligreses su condición de mesías invencible.
Más tarde y luego de
un reanimamiento del culto, esta vez auspiciado por los llamados Mellizos de
Palma Sola, en Las Matas de Farfán, se produce un aglomeramiento inusual en la
religiosidad popular dominicana y dentro del marco de una coyuntura política
explosiva e incierta. Con liderazgo suficiente, no solo para continuar la vieja
tradición liborista que recuperan de la memoria y del inconsciente de los
pobladores de la región sanjuanera sino también de otras partes del país que
mostraba lo lejos que había llegado Liborio para 1922. Los Mellizos de Palma
Sola lograron conformar una compacta feligresía que los seguía cada vez con
mayor pasión y militancia.
Estos hechos
populares, rurales y de naturaleza sagrado no cayeron bien en la clase que
ostentaba el poder en la región y en el país y apoyándose en los mismos agentes
sociales, económicos y políticos anteriores comenzó una campaña de denuesto y confrontación
con estos campesinos desposeídos de sus medios de producción, cada vez más
empobrecidos en medio de una sociedad que los excluía posibilitando esto el
resurgimiento del culto mesiánico de naturaleza sociorreligioso.
Ante el auge que seguía
rondando el campamento de los Mellizos en la comunidad de Palma Sola, con
peregrinaciones de dos días, dos veces a la semana y una presión de los
sectores de poder de la región, el gobierno de García Godoy ordena una acción
con características militares para aplacar y reducir al mínimo el ruido que
causaba este movimiento en la zona, excusa oficial que parece haber escondido
otros propósitos como una trastada al general Rodríguez Reyes, quien sonaba
como secretario de las Fuerzas Armadas en el recién electo gobierno del PRD,
que encabezaría el profesor Juan Bosch.
Efectivamente, los
hechos no se hicieron esperar y de un pelotón que se trasladó a San Juan de la Maguana a dialogar con los
liboristas y sus líderes, los Mellizos, terminó con una confrontación
irracional que acabó con la vida de dos de los tres hermanos, dos de ellos Mellizos,
el general Rodríguez Reyes y heridas al capitán Francisco A. Caamaño, segundo
de la operación militar y cientos de muertos, heridos y detenidos que como
respuesta trajo la extraña escaramuza que se produjo en la choza, donde
conversaban los jefes de ambos grupos.
La secuela del hecho
Desde el punto de
vista investigativo, resulta curioso que tantos años después de estas acciones,
dos en total, perviva un culto de la manera que fuera, dado que el impacto
negativo que ese hecho causa o como se haya registrado en la mente de una gente
del pueblo, sesga la memoria, obstruye su referente y produce una especie de schok psicológico en el que por el
impacto de lo sucedido, se produce una amnesia de la memoria, en este caso
colectiva.
Ahora bien, es obvio
que luego de estos tristes y trágicos acontecimientos de 1962 conocidos como la Matanza de Palma Sola, los
seguidores y practicantes de esta vieja tradición mesiánica sintieron temor, se
convulsionaron por lo sucedido y crearon un recurso terapéutico de defensa psíquica
y de autoprotección.
Podría hablarse de
una especie de clandestinaje y no de rechazo a sus convicciones. Ya la historia
registra casos similares en que la persecución producía el enclaustramiento
como los cristianos primitivos y las catacumbas o las antiguas sectas
religiosas como los cataros de Europa. Algo parecido hubo de producirse entre
los seguidores del liborismo.
Posiblemente se conjugaron
varias formas de resistencia y permanencia del culto que pueden explicar su
existencia permeabilizada en y desde distintas formas y maneras. Este trauma histórico
fue abordado con inteligencia, paciencia y convicción de fe por los liboristas.
La historia da lecciones de que la imposición no necesariamente termina en
asimilación de cualquier hecho cultural. Los mecanismos de reproducción y supervivencia
a que recurren los grupos humanos, son evidencias de la plasticidad a la que
determinados hechos históricos y culturales se someten, el liborismo es ejemplo
de esto.
Los años que
siguieron a la matanza de 1962, no fueron diferentes a los que siguieron a la
muerte del mesías en 1922, es decir, 40 años después: ataques infernales contra
el culto, historias irreales contadas como verdades, complicidad del discurso
intelectual dominante con estos hechos horrendos, fábulas y distorsiones que habrían
de producir reacciones naturales de vacilaciones, temor y dudas entre los
creyentes.
El recogimiento en los
años que siguieron a la acción militar de 1962, era normal ese reflujo luego
del protagonismo mostrado por el liborismo, es explicable dado que la crueldad
y violencia que allí se produjo causó heridas y sentimientos de temor que habría
de proyectarse por años. Además, los hechos políticos nacionales, justo
iniciada la transición democrática de 1961, ocuparon la atención del país y
desplazaron otros acontecimientos incluidos el dolor de este atropello.
La permeabilidad del culto
No obstante, entre
las décadas del 90 del siglo pasado y lo que va de este siglo XXI, hemos visto
como se ha producido una acentuación y reanimamiento del liborismo sin que ello
sugiera su inexistencia anterior. Los síntomas de su pervivencia fueron
notables en la medida en que el único mellizo vivo, don León Ventura, se hizo
cargo de la tradición de sus hermanos y desde la comunidad de Media Luna y
Carrera de Yeguas en Las Matas de Farfán, mantuvo el liborismo con cautela,
transmutado este cabeza del culto en una militancia reformista que le ayudó a preservar
sin oposición, las prácticas y poco a poco fue tomando cuerpo y liderazgo,
aunque hoy los años y la salud no le ayudan a mantener su adhesión y
protagonismo activo como antes.
Otros puntos
liboristas se mencionan y que son la resultante de ese resurgir lento, pero
firme entre los campesinos del lugar, Azua, se ve privilegiada de contar con
uno de los nietos de Liborio que mantiene el culto y que suele por momento,
como nos contó hace unos años en entrevista realizada en La Agüita de Liborio: “Distanciarse
de los Mellizos de Palma Sola por que estos no hacían muchas referencias al mesías
Liborio y sentía que lo desplazaban”.
Las Matas de Farfán
se tiene en estos momentos como uno de los centros activos del liborismo, igualmente
Matanza comunidad rural de San Juan de la Maguana , y hasta Elías Pina. En la ciudad luce
menos activo el culto aunque con seguidores más esparcidos. Entre estos
seguidores abiertamente encontramos intelectuales, personalidades, políticos y
gente de clase media y hasta pequeños y medianos empresarios, antaño opositores
de la tradición en una especie de metamorfismo y validación de grupos que
tradicionalmente le adversaban.
Pervivencia,
presencia o persistencia, de cualquier manera el liborismo ha encontrado formas
sui generis de continuar vivo en el San
Juan de hoy. Las tradiciones religiosas populares como el vudú, las cofradías y
otras manifestaciones del catolicismo popular como las Hermandades, permiten la
permeabilización del liborismo en la medida en que muchos de sus miembros
fueron y son, liboristas.
Esto implica que el
liborismo encontró una manera práctica de proyectarse, de sobrevivir y es a través
de muchas de estas creencias que se prolonga y pervive. Como una medida de
inteligencia y habilidad de los liboristas y dado el hecho que han sido dos veces
en la historia dominicana agredidos, muchos de ellos han entendido que la mejor
manera de seguir la tradición es transmutándola a otras prácticas religiosas de
menor riesgo, aunque no necesariamente aceptadas, como el vudú.
¿Por qué afirmamos
esta tesis? Debido a que los liboristas han aceptado sin problemas su
pertenencia a otros cultos, son militantes y consagrados sin dejar de pensar en
Liborio, en el liborismo antiguo y la estatura sagrada de ese mesías que
gravitó en la región y su peso se siente aún hoy.
El señor Caamaño,
devoto de Liborio es diácono de la Iglesia católica de San Juan
de la Maguana. Según
sus informaciones el liborista no ve oposición alguna entre Dios y Liborio.
Tampoco entiende un conflicto su condición de católico y de liborista. El cura
sabe de estos hechos esenciales del catolicismo en la ciudad, pero no alimenta
el conflicto, pues son los liboristas nervios vitales del catolicismo de ésta:
cumplidores, fieles, militantes, entregados y responsables, cualidades, que
según el señor Caamaño, la heredaron de Liborio Mateo, contrario a lo que decían
de él.
El vudú de la región
no es liborista propiamente, sin embargo, se ve permeado por el laborismo, pues
muchos de sus sacerdotes fueron en algún momento liboristas o estuvieron y están
bajo su influjo mágico y simbólico hoy. Por eso encontramos las cruces del
calvario liborista en los manteles de algunos altares, de vudú, o la paloma del
espíritu santo con doble significación simbólica: ligada a la Cofradía del Espíritu Santo
de la comunidad del Batey o al liborismo que usa la paloma como símbolo mesiánico.
Pero en las
festividades del vudú en la región, he escuchado salves liboristas y no solo
salves a deidades del panteón vudú. Los atabales a veces son decorados con
cruces y el calvario suele estar o bien a la entrada de la casa o en un lateral,
del patio de ésta. Sin dejar de mencionar, que entre las banderas de la
sociedad vudu a veces hemos descubierto banderas liboristas con fondo blanco y
cruces azules.
Es notorio que algunos
sacerdotes del vudú en la región usen en sus pócimas curativas el agua
procedente del manantial de Liborio en Maguana Arriba usado con fines curativos
y mágicos y en muchos de estos altares la foto de Liborio es un icono obligado.
A ninguno de los participantes se les ocurre preguntar por tales cruces pues en
muchos de ellos prima en su inconsciente una relación familiar entre estos
símbolos cultuales, donde también se hace presente la comarca, música
liborista, y en esos lugares la figura de Liborio como referente sagrado,
llegando el liborismo a convertirse en un modo de vida, cuya trascendencia va,
pues, más allá del simple culto y se anida en las mentalidades de la gente haciéndose
más estructural como forma de mentalidad y cosmogonía.
Por su parte, las
cofradías están sesgadas por el liborismo a tal punto que en sus ceremonias se
hacen ritos con música liborista, y por demás la cuna de la cofradía de San
Juan Bautista tiene su trono en Maguana, centro del liborismo y lugar de
nacimiento de éste.
En una reciente
visita a la Agüita
de Liborio, el 24 de junio de este año con investigadores locales, encontramos
una delegación entera de la Cofradía
del Espíritu Santo, de la comunidad del Batey que llegó al lugar entonando
salves liboristas y rindiéndole culto al mesías. Son estas las formas de permeabilidad
que ha encontrado el liborismo para pervivir a través del tiempo y constituir
unas de las tradiciones más recurrentes, reiteradas y fuerte del imaginario
sagrado popular con la salvedad, de que a pesar de que es un culto local, su
irradiación ha penetrado otras esferas del país existiendo una firme creencia
liborista en una parte de la Cordillera Central del lado cibaeño por solo
mencionar esta zona del país.
El antiguo presidente
de la Cofradía
del Espíritu Santo de la comunidad del Batey, Ubaldo Jiménez, nos decía que: “ellos
– los cofrades- sienten respeto por Liborio, que no dejan de invocarlo en sus
ceremonias y que creen que el liborismo, no es opuesto a sus creencias en Dios
y en el Espíritu Santo”.
Esta capacidad de
moldeamiento o permeabilidad, ha
posibilitado que el liborismo cien años después se mantenga de múltiples formas
en el imaginario de la gente. Su lucha por no desaparecer le viene por la
convicción de fe de su gente, la significación que todavía mantiene entre los
distintos grupos de la región y por supuesto, en la validación social que ha
encontrado para ser respetado y asumido como una de las expresiones
identitarias más genuinas de sus pobladores que está presente en muchas cosas
de su cotidianidad: comida, vestimenta, símbolos sagrados, por metamorfosis con
prácticas mágicas, curativas, rituales y de adivinación.
El liborismo pervive pues, porque ha podido vencer
el tiempo y los inconvenientes que le han acompañado, es una presencia hoy y una realidad no
importando que la misma se produzca en metamorfosis con otros cultos populares.
Lo cierto es que está presente y es el liborismo expresión de un culto vivo, para
finalmente persistir porque ha
podido franquear todos los obstáculos que la sociedad le ha puesto convirtiéndose
en una reiteración necesaria para los grupos que le han servido de catarsis
social y acción de fe.
Nieta de Liborio, recién fallecida en San Juan de la Maguana.
Bibliografía. Informantes
1.- Juan Mateo. Nieto de Liborio
residente en Azua.
2.- El señor Caamaño, diácono de
la Iglesia Católica
de la ciudad de San Juan y liborista
3.- El Señor Ubaldo Jiménez. Antiguo
presidente de la Cofradía
del Espíritu Santo en la comunidad del Batey, San Juan de la Maguana.
4.- Trabajos de campo y entrevistas
de estudiantes del CURO-UASD. Semestres 2-2010 y 1-2011.
Es interesantísima la forma en la que usted expone de manera condensada la aún existencia del liborismo. Me encuentro realizando una investigación sobre las manifestaciones músico-religiosas del municipio San Juan de la Maguana y -sin dudas- sus informaciones han sido muy valiosas.
ResponderEliminar¿Sería posible que me facilitara alguna vía de comunicación directa para mejor comunicación? Estamos solicitando colaboración de especialistas sobre este tipo de manifestaciones para la realización de un documental y su presencia no puede faltar.
Espero su atenta respuesta. Bendiciones.