Encuentro sobre la memoria social.
Universidad Antille-Guyannes
Martinica, abril 2013
Carlos Andújar Persinal
Introducción
En América Latina y el
Caribe, el mundo sagrado ha adquirido una dimensión verdaderamente grande en el
conocimiento de la fenomenología cultural que explica, no sólo identidades
diversas y mestizadas, sino también mentalidades que han conjugado diferentes cosmogonías
en un mismo espacio que la historia y la cultura se han encargado de recomponer
favorablemente un escenario particularmente especial en lo social y lo
cultural, apoyado en una historia que, marcada por la llegada de los europeos
al continente en 1492, cambió el curso de los pueblos aborígenes del continente, pero igualmente de
los demás continentes que se hicieron presentes, forzados o no, en esta,
llamado por el intelectual Eduard Glissant, la primera globalización, en
conferencia dictada en Santo Domingo en las celebraciones de la Feria Internacional
del Libro 2002.
En el marco de esa
realidad socio-histórica y cultural, América pero sobre todo el Caribe es un
laboratorio de experimento social y cultural pues esta es la región de América
donde estos encuentros culturales tuvieron mayor repercusión ya que fue el
lugar convertido en frontera imperial como le llamara el profesor Juan Bosch a
uno de sus libros, mostrando con ello la fuerza de la región como espacio de
confrontación de la geopolítica internacional y en especial de Europa.
Este hecho de naturaleza
política e histórica, convierten el mundo caribeño en el de mayor atención en
eso que se ha dado en llamar mestizaje cultural y de mentalidades. La presencia
en éste de pueblos y culturas procedentes de África, Asia, Europa que en su
momento juntasen con los aborígenes que habitaban estas islas, hacen del Caribe
un lugar excepcionalmente apasionante para el estudio de sus culturas y
sociedades.
La presencia de los
diferentes imperios en época colonial ha hecho del Caribe una amalgama de
formas, enfoques, maneras de ver y asumir la cotidianidad, con una elasticidad
y visión no sólo atemporal en la manera de situarnos en el mundo, sino con una
esperanzadora expectativa del futuro a pesar de los dolores causados por una
historia llena de heridas, desconocimientos y ausencias, es una experiencia que
se expresa en un real maravilloso como lo definiera Alejo Carpentier en el Reino
de este Mundo, cuya frase lo encierra todo: pasión, conciencia, memoria, dolor,
alegría, sonoridad, espiritualidad, corporeidad, musicalidad y por sobre todo,
identidades fusionadas bajo el amparo de la historia, la cultura, la política,
las coincidencias históricas y la construcción de un mundo a partir de un
imaginario múltiple y diverso que a la vez ha creado unicidades y pueblos con
historia y cultura propias.
En toda esta apretada síntesis
universal de las culturas que es el Caribe (como lo pensar el difunto pensador
cubano e intelectual Joel James), el alma espiritual es unidad, diversidad y
multiplicidad como parte de un interior complejo y profundamente humano y
sensible. reciclada las distintas cosmogonías, la vida religiosa caribeña es
rica y sincrética. La impronta católica pesa tanto como la protestante, huella
de un pasado colonial que marcó a sus pueblos pero sin dejar fuera la presencia
africana, las creencias y prácticas de los primeros habitantes, sin contar
otras devociones y visiones como la hindú o musulmana, además de la lejana
china, todas responsables de un tejido espiritual de trazos cerrados y
particulares cada uno, pero entretejidos en uno sólo.
De estas expresiones y
muestras religiosas, el mesianismo ha tenido una participación sinigual en el
Caribe, en Cuba en las primeras tres décadas del siglo XX se conoció el
protagonismo de una mujer que mantuvo un activismo religioso alrededor de sus
dones y poderes curativos. En Guyanne, se hiso famoso la muerte o suicidios
colectivos del profeta y sus feligreses en un acto milenarista de gran repercusión
noticiosa. En República Dominicana es todavía motivo de estudio el movimiento
liborista del sur del país y que será tema de desarrollo de esta ponencia.
En muchas partes del
mundo han surgido y se han desarrollados movimientos mesiánicos cada caso
explicado a partir de su contexto geográfico e histórico. Lusitania Martínez en
su obra sobre el Liborismo, cita continentes y lugares donde se desarrollaron
importantes movimientos mesiánicos por causas disimiles pero teniendo como
denominador común la desesperanza de sus seguidores ante situaciones de vacío y
conflictos sociales de supervivencia y a cuya lista enunciada por la autora más
abajo nosotros agregamos los casos de México.
"De interés son también
algunos de los movimientos religiosos que desde 1959 hasta hoy se han
desarrollado en el Caribe, esencialmente como reacción a las religiones
occidentales institucionalizadas y a favor casi todos, de las creencias
afrocaribeñas de Jamaica, Martinica, Guadalupe, Haití...El análisis de estos
movimientos Rastafari, Mahikari, Adventista, de Los Apóstoles del Amor
Infinito, Carismático, et. muestran que es posible encontrar un lado de
resistencia en la religión, y que lo cultural y lo racial, también son
mecanismos clasistas de lucha activa contra la dominación, fuera de la causa
socioeconómica que explica la protesta social como reacción del descontento que
envuelve a los creyentes" [1]
Marco histórico y conceptual
Como sabemos son mesiánicos
aquellos cultos que guiados por un líder o mesía se autodefine escogido y
portavoz de la palabra divina de dios, y su representante en la tierra de éste.
Es también el mesianismo un culto basado en la muerte o revelaciones de su
principal profeta escogido para cumplir esa misión.
La naturaleza de estos
movimientos han sido estudiada por sociólogos y antropólogos, además de
historiadores por sus implicaciones sociales pues su razón de ser de naturaleza
espiritual, termina siendo desbordada por una de procedencia social que lo hace
trascender más allá de sus ontogénicas causas.
"La creencia
milenarista espera un mundo totalmente transformado respecto al vivido. Ese
mundo es el Milenio. Cuando el grupo simpatizante de las creencias milenaristas
dispone de un guía o líder religioso que se supone lo conducirá al Milenio,
entonces estamos ante un movimiento mesiánico...Los movimientos mesiánicos
puede ser rurales y urbanos. son movimientos milenaristas a tratar dentro de
los movimientos religiosos un tipo diferente de movimiento campesino"[2]
La fuerza espiritual de
una región de un país determinado marcada por múltiples religiones, y
motivaciones de órdenes sociales, económicas y políticas además de culturales,
son factores determinantes para que en un momento determinado se desarrollen
estos movimientos mesiánicos, sobre todo, en sociedades donde la ruralidad
posee un gran peso en la composición social, la mentalidad y la vida económica
de una región. También los vacios políticos, la desventura y el abismo asumido
como visión colectiva, se prestan para que se engendre este tipo de movimiento,
que termina canalizando cuestiones y necesidades de tipo social y política, por
la vía espiritual.
En la República Dominicana
vivimos un caso que refleja con fidelidad estas circunstancias metodológicas y teóricas
que explican el fenómeno, nos referimos al surgimiento del liborismo en la
provincia de San Juan en el sur del país. Esta región de fuerte arraigo rural y
con un dominio del campesinado en sus formas económicas, era a principios del
siglo XX foco de atención por parte del capital agrario que inició un proceso
de expropiación y descampesinización de sus estructuras agrarias que impactó
negativamente en su vida social, en la gente y su mentalidad.
"Los distintos
elementos que se han analizado crearon las condiciones para que se configurara
a partir de la intervención norteamericana, una presión por la tierra, que
sería llevada a cabo en los años siguientes por el capital comercial, en
alianza con notarios y agrimensores"[3]
Con una presencia de un
liderazgo político-social caudillista y cacical encabezado por el general Wenceslao
Ramírez, sus relaciones sociales estaban pautadas por una especie de compadrazgo
social dominadas por estos caudillos locales y a estos factores de orden social
se le sumó otro de orden espiritual ya que la provincia era de fuerte tradición
religiosa en sus distintas manifestaciones: catolicismo popular, vudú, cofradías
y otras creencias que sostienen el imaginario sagrado popular.
"A diferencia de a
región del Cibao y el Este, en las cuales el capitalismo se introdujo a partir
de la producción de azúcar, café, cacao y tabaco para la exportación, la región
suroeste dependió más de productos para consumo interno y se mantuvo se mantuvo
en un relativo aislamiento y vinculación con Haití."[4]
No obstante, la gravitación
de una ruralidad aun no desplazada de la vida social y la cotidianidad de sus gentes,
creaba un tejido social complejo al que se le sumó la muerte a finales del
siglo XIX del dictador Ulises Heureaux que creó un vacío político y una lucha
caudillista desangrante a principios de siglo que es cuando aparece la figura
motivo de este ensayo: Liborio Mateo. Estos hechos están igualmente ligados a
otros causantes la intervención americana en suelo nacional en 1916.
"El tiempo de
Liborio es un tiempo de calamidad para sus campesinos. Es el mismo tiempo de
Ramón (Mon) Cáceres y su guardia, de los Hermanos Victoria y la suya, tiempos
de inestabilidad política, de montonera, del apoderamiento de las aduanas
nacionales por tropas y agentes norteamericanos (Iera. intervención
Norteamericana), época de la apropiación de las compañías azucareras de
2,800.000 tares de las mejores tierras dominicanas y expulsión de os campesinos
de ellas; esto ocurre en el Este y en el Sur principalmente"[5]
El mesia
Campesino analfabeto de
una trentena de años, hecha días en empalizadas de parcelas de sus alrededores
(jornalero agrícola), dominador de la montería como forma de vida, Liborio
Mateo de padres católicos y practicantes del curanderismo, crece de un mundo
rural, pobre, de profunda convicciones religiosas populares y cargado de un
ambiente rural, de creencias diversas y en una lucha social entre un
campesinado que se niega a desaparecer y un capital agrario acompañado del
Estado, que los excluyen del proceso de desarrollo iniciado en esos años.
El huracán de 1909 es
el acontecimiento natural que vendría a justificar esta historia debido a que Liborio
Mateo desaparece y lo dan por muerto, su familia realiza los actos funerales en
cuerpo ausente, al final de los 9 días aparece el dado por muerto, explicándose como un escogido del Arcángel San Gabriel
para difundir la palabra divina. Dos cosas de entrada impactan a sus
compueblanos: su desaparición y los argumentos de su reaparición, a lo que habría
que agregar la fuerza de su palabra como orador, los resultados de sus prácticas
curanderas, como sus milagros y profecías. En su relación con los demás era
humilde pero firme, integrador, de cultura homóloga, con trato directo y
efectivo.
Desde entonces el
profeta, Maestro, mesia, curandero, misionero Liborio Mateo comienza a
perfilarse como líder religioso entre sus gentes al principio, para más luego
serlo de otros pobladores venidos de distintas regiones del país en peregrinación
a su lugar espiritual: la comunidad de Maguana en San Juan. Allí funda una misión,
un centro de peregrinación, un calvario, un altar y un lugar santo llamado La Agüita de Liborio donde solía
bañarse y santiguar a sus seguidores, usando con fines curativos su agua,
considerada bendita por los visitantes.
El auge del mesia trajo
consigo celos, confrontaciones con los grupos de poder: comerciantes,
representantes del poder político esta vez, norteamericano pues se había
producido en 1916 la primera ocupación del país. Además se oponía la jerarquía
de la iglesia, los estamentos judiciales, la clase media urbana de la ciudad e
intelectuales.
A pesar de la oposición,
su liderazgo siguió acrecentándose y cada vez más competía con los líderes
regionales, para su época nadie convocaba más personas que él, sobre todo de
los estratos pobres y rurales. Su peregrinación afectaba la producción agrícola
porque los campesinos preferían desplazarse a sus cultos que a los conucos y
fincas.
Sin embargo, la confrontación
que más luego lo convierte también en guerrillero se da con el ejercito de ocupación
norteamericano pues los conflictua la decisión del desarme de la población
civil asumida por los norteamericanos, siendo el campamento liborista un lugar
que era no sólo protegido por una milicia civil, sino sitio donde la gente acudía
armada portando armas blancas: cuchillos, puñal y piezas de ese tipo. No hubo
por tanto entendimiento entre ambas partes y el conflicto se hiso parte de los últimos
años de vida de Liborio Mateo.
Dos hechos traumáticos en este movimiento mesiánico
1. Estas
confrontaciones entre Liborio Mateo y el ejército norteamericano se hicieron
parte del accionar del movimiento mesiánico que cada vez más convertían a los
americanos en enemigos del culto. Si líder religioso hace de la práctica
militar una forma adicional de su vida. Influenciada su visión antiimperialista
por Samuel, lugar teniente del mesia Liborio y de procedencia martiniqueña pero
que había vivido en Haití, Liborio Mateo lleva hasta las últimas consecuencias
su confrontación con las tropas de ocupación que habiéndose producido varios
encuentros militares entre ellos del cual salía bien, lo cual alimentaba la
sugestiva creencia entre sus seguidores de un poder no terrenal que le protegía.
"Ahora es tiempo
de cosechas, Juan Samuel un Cocolo oriundo de las Canarias, y procedente de San
Pedro de Macorís; su negocio necesita de mucha movilidad, por ello se ha
radicado en el pueblo de Azua de Compostela desde donde se traslada a San Juan
de la Maguana ,
convirtiéndose en un gran predicador..El Señor Olivorio Mateo Ledesma es uno de
ellos -seguidores C.A.-"[6]
Aunque la procedencia
de Samuel, el lugarteniente de Liborio, se le considera entre otros
especialistas de procedencia de Saint Martín de ahí lo de cocolo usado por la
señora Salvinia en su obra. Son estas confrontaciones y prácticas más allá de
lo espiritual que lo convirtieron también al liborismo en un movimiento socioreligioso
cuya misión era más allá que espiritual transformándose sin quererlo Liborio
Mateo, en una especie de líder social y militar al mismo tiempo que religioso.
Sin embargo, un 26 de
junio de 1922 en una colisión militar con tropas del ejército norteamericano es
muerto de varios impactos de fusil Liborio Mateo en la cima de la Cordillera Central
parte sur. Su cadáver fue bajado en parihuela y expuesto varios días en el Parque
Central de la ciudad de San Juan de la Maguana para que sirviera de escarmiento a sus
seguidores, pero por casualidad o error de sus adversarios, no se supo que
hicieron con el cadáver lo cual despertó el morbo, la curiosidad y sin quererlo
en vez de impactar negativamente, siguió la creencia de que Liborio no había
muerto nada, como dice una de sus salves o cánticos más famosos.
2. Como resultado de
ese pasado traumático pero alimentado no sólo por la especulativa acción del
lugar de muerte desconocido de quien fueran líder espiritual de la región y sobre
todo, por la fuerza de la memoria social que seguía gravitando sobre los
seguidores que vieron abortado su movimiento con la acción desmedida del ejército
norteamericano y esta vez en un cuadro social de crisis política, vacío de
poder, incertidumbre generada por la muerte de Rafael Leónidas Trujillo en 1961, el culto resurge en la misma región
de San Juan 40 años después, esta vez bajo la hégira de tres hermanos conocidos
como los Mellizos Ventura, en la comunidad de Palma Sola en Las Matas de Farfán
en el sur, en un lote de su propiedad.
Rápidamente el lugar se
dimensiona en el referente popular y los mellizos alcanzan un protagonismo
inusualmente preocupante para los grupos de poder y en momentos en que la
sociedad vivía la efervescencia de la transición democrática. A pesar de ello y
recuperando una vieja identidad inicial, el liborismo de los mellizos se conecta
con el sentir del campesinado que sufría como en el momento anterior, una profunda
fisura social, un despojo y una acelerada capitalización rural que le hacía
perder vigencia y lo reducía a la pobreza y la marginalidad.
Amparado en viejas profecías
del mesia comprobadas con el tiempo y en la fuerza de la oralidad, el liborismo
recupera su sitial sagrado, pero sigue igualmente confrontado con una parte del
poder fáctico de la iglesia, el gobierno de turno y los comerciantes, además de
que el prejuicio construido sobre el culto, los distanciaba del mundo urbano,
profesionales e intelectuales de la época, como refleja esta crónica-reportaje
periodística de los acaecidos el 28 de diciembre en Palma Sola, condicionando
los hechos:
"Lo que en
apariencia Comenzó en Palma Sola como una reafirmación de de la ignorancia del
campesino, poco a poco fue adquiriendo caracteres más graves hasta convertirse en
un verdadero organismo de instrucción militar, a donde iban hombres y mujeres
posiblemente extranjeros no se sabe con qué propósitos"[7]
La coyuntura de las
elecciones nacionales de 1962, de nuevo pone al movimiento liborista dirigidos
esta vez por los Mellizos, a jugar un papel socioreligioso pues sus implicaciones
como movimiento iban más allá de lo sagrado. Todos los líderes sociales y políticos
de la comunidad se le acercaban por el dominio de masas que tenía el movimiento
de los mellizos de Palma Sola y ese lugar era centro de peregrinación aun más
masivo que en sus primarios inicios, convirtiéndose el lugar en un campamento,
no en una comunidad propiamente, pues la gente iba y venía constantemente.
Los poderes fácticos,
incluida la prensa escrita, se ampararon en viejos argumentos de salvajismo, inmoralidad,
delincuencia y otras inconductas para comenzar a argüir un expediente que
terminó con la Matanza
de Palma Sola del 28 de diciembre de 1962 ocho días después de las elecciones
nacionales ganadas ampliamente por el profesor Juan Bosch y cuyos resultados no
favorables a los grupos que ostentaban el gobierno, les hiso reaccionar con tal
violencia social en contra del culto liborista:
"La nefasta
influencia de los Mellizos se extiende con peligrosa prontitud ante la
indiferente actitud del gobierno. Vallejuelo, Jínova, La Maguana , Mogollón, y
sectores de Azua y Padre las Casas, están siendo estremecidos por la fuerza e
la superstición que destruye sentimientos de Patria, familia, religión, moral y
respeto..."[8]
En esta acción de
evidente matiz político, igual que lo acontecido 40 años antes, se nota un
tinglado politico-ideologico que se relaciona con el proceso político electoral
del momento al que el movimiento de Palma Sola no podía escapar a pesar de que
su ausencia del proceso, no los liberó del complejo panorama que se vivía en el
país para la ocasión, bien claramente expresado por el testimonio del
señor----de Carrera de yeguas, las Matas de Farfán:
"Aquí no se
conocía política en ese tiempo, cuando vino uno del partido político de la Unión Cívica a la
casa Plinio Rodríguez ofreciéndole millones de pesas a él y su familia si
votaban por la Unión
Cívica , como Plinio Rodríguez no se iba a vender, no aceptó
delante de mi..." [9]
Extrañamente y como
factor desfavorable, el candidato provincial que iba sólo, José María Ramírez
descendiente del viejo caudillo ya mencionado, fue el único que obtuvo el
triunfo local de todo el territorio nacional razón que complicó las relaciones
del movimiento mesiánico liborista con la clase política dominante y que podría
ser explicativa del desenlace fatal y como una retaliación política por los
resultados finales en que quedó el proceso electoral en toda la provincia.
Una vez mas lo político
y social da una dimensión socio-religiosa al movimiento mesiánico aquí
estudiado y lo imbrica en una madeja social y política que desborda su propia
naturaleza religiosa. Es cierto que su relación indirecta con el catolicismo
popular, lo conflictuó también de mala manera con la jerarquía eclesial, sin
embargo la acción militar resulta desmedida, sabiendo que apenas su milicia
portaba armas blancas y no mantenían hostilidad algún con el poder establecido,
una vez más el desarme de la población civil, la desmovilización y desintegración
del campamente liborista se hicieron justificativa de la presencia militar en
el lugar, teniendo un final fatídico con
acusaciones de la prensa internacional hasta de genocidio a dicha acción, en
contra de la versión oficial opina Céspedes lo siguiente:
"Ahí no había
gente armada, eso decían ellos, ahí lo que había era gene con cuchillitos, era
una guardia interna. Ellos estaban ahí buscando la palaba de Liborio...No había
nada, la masacre ellos la hicieron porque quisieron" [10]
Se habla de más de 200
muertos, miles de heridos y muchos prisioneros, sin embargo queda aún por contar
toda esta historia que tiene protagonistas aún vivos, muertos por enterrar y páginas
de historia por escribir, en la versión oficial se habla de forma conservadora
de no más de 40 muertos, decenas de heridos y cerca de 673 detenidos, según la
prensa local (Periódico El Caribe del 31 de diciembre de 1962). Chequear.
La
cicatrización de la memoria social
Naturalmente que dos
acciones sangrientas contra un mismo movimiento en menos de 50 años habría de
provocar una reacción traumática en la memoria social de sus continuadores y
adeptos a tal punto que su referencia trae siempre reticencia y silencio de
actores y responsables. En toda América es tal vez el único movimiento de esa
naturaleza embestido en dos ocasiones por el poder constituido y a pesar de
ello pervive a pesar del trauma psicológico presente en la timidez de hablar
del mismo o simplemente en versiones encontradas, que dan los testigos de los
acontecimientos.
El impacto psicológico
de los dos acontecimientos no ha borrado de la memoria social y de las prácticas
y creencias populares de campesinos y seguidores de todo tipo, que hoy tiene el
movimiento, sin embargo es innegable la manera que el mesianismo liborista se
hace representar hoy a través de distintas expresiones de la religiosidad
popular como pudimos contactar en investigaciones de campo realizadas
recientemente con estudiantes nuestros de la Universidad Autónoma
de Santo Domingo, sobre este particular.
Las formas sutiles,
encubiertas, enmascaradas, maquilladas y a veces evidentes del liborismo es una
resistencia del culto y sus seguidores a desaparecer y debido a lo frustrantes
hechos que en dos ocasiones les ha pasado, se convierte en factor de timidez,
sin que ello afecte su fe, convicciones y creencias a pesar de lo doloroso de
aquellos hechos acaecidos en un pasado remoto y reciente, como destaca el
investigador sanjuanero Roberto Rosado en su ponencia: La cofradía del espíritu
Santo del Batey:
"Hay una relación
entre la cofradía y los olivoristas. Su origen Está vinculado a la familia
acomodada de los Alcántara, uno de cuyos miembros dotó a la institución de una
herencia."[11]
La fuerza de esta tradición
es tan impregnante en la zona que no es posible definir la identidad de la región
al margen del liborismo que se convirtió en un momento determinado en una expresión
auténtica del hombre común del lugar, un
modo de vida con valores y rasgos culturales propios como la música, la salve o
canticos religiosos, altares, símbolos sagrados, banderas distintivas, formas
curativas particulares, etc.
La pervivencia del movimiento. La fuerza de la memoria
social
Hoy las más importantes
manifestaciones de la religiosidad popular y la propia iglesia católica, son
fuertes por la presencia y simbiosis que han recibido del liborismo que ha
encontrado un mecanismo expedito para pervivir a través de esas expresiones
religiosas como las cofradías, el vudú de la zona, el catolicismo popular y
hasta el institucional, el culto a los muertos y sus símbolos permean la región
así como algunos centros de devoción abiertamente liboristas presentes en la misma.
A todo ello se suma una
actitud de romper el miedo por parte de quienes han conservado en su memoria,
una reprimida versión que comienza hoy a encontrar caminos para explicarse, contarse,
reafirmarse y resistir al ostracismo del otro.
Su permisibilidad
actual como si se tratara de un mea culpa, hace posible que una parte de la población
urbana y citadina de San Juan de la
Maguana , intelectuales, empresarios, sectores profesionales
de clase media, políticos y otros funcionarios, se asuman abiertamente como
liboristas y actúen en consecuencia sin que ello cause ningún rechazo.
Por la resistencia a
desaparecer, por la fuerza con que la tradición oral lo alimenta, por la validación
social que aún poseen las profecías y practicas curativas del mesia, el liborismo
no sólo es memoria social sino también vida cotidiana, identidad, resistencia,
al mismo tiempo.
Una deuda con la memoria
La sociedad dominicana
no obstante tiene una deuda con la memoria social de aquellos que fueron
asesinados en los acontecimientos del 28 de diciembre del 1962 y con los
muertos provocados por las tropas norteamericanas de 1922 en la que cayera el
principal mesia del culto, Liborio Mateo.
Es deuda porque esa
historia se ha contado desde el poder y una parte de la intelectualidad ha
develado sólo pasajes de la verdad, por tanto queda pendiente recuperar de la
memoria aquellos testimonios faltantes que nos permitan recomponer los hechos y
explicar la historia con todos sus componentes, con todos sus testigos, con
todos sus culpables, con todos los afectados, con todas las razones: las del
poder, las de la iglesia, las de los liboristas, la de los grupos de poder económico,
las del poder factico en sentido general pero también, la versión del campesino
practicante, del hombre militante de la causa liborista, de los responsables portadores
de la tradición, en fin de todos aquellos que aun no han dado su versión y
testimonio de una historia que como hemos dicho, aún falta por contar algunos capítulos.
Tenemos una deuda con la memoria porque el poder impuso sus
razones y poco se sabe de lo que allí acontecía siendo a penas investigado el
hecho en los últimos 20 años por una nueva corriente de investigadores lo cual
ha permitido aquilatar otra versión más justa de los hechos. Es obvio en todo
este proceso investigativo, la presión y autocensura impuesta por muchos de los
protagonistas de los hechos de ahí la necesidad de profundizar en la historia oral
para recuperar de la memoria la otra historia y
poder esclarecer los hechos. De tal magnitud se reprimieron los
seguidores y descendientes directos de los Mellizos de Palma Sola que hasta el
apellido se quitaron para no despertar sospechas, según versiones de familiares
en entrevistas realizadas.
Es una deuda porque la
intelectualidad de la época se hiso cómplice con las acusaciones de diciembre
de 1962 y de junio de 1922, desmontar mitos y falacias es una responsabilidad
con la historia, los hechos y la sociedad toda. A dichas acciones de omisión se
le sumó la prensa de la época en ambos acontecimientos y por supuesto, la
complicidad de mucha gente, instituciones y personalidades.
Un desagravio necesario
Recientemente como
parte de una investigación iniciada en la universidad con mis estudiantes, un
equipo del Archivo General de la
Nación donde trabajo como investigador, conmemoró con un
conjunto de acciones los 50 años del triste acontecimiento de la matanza de
Palma sola de 1962 y nos trasladamos un equipo a un encuentro con portadores de
la tradición, creyentes, testigos, autoridades comunitarias, descendientes de
familiares y líderes del culto muertos en dichos hechos.
Buscando una versión de
los testimonios más confiables, encontramos una convicción de justicia y
consagración de quienes no solo perdieron familiares y amigos, sino de los que
hoy se reafirman seguidores del culto a pesar de la debilidad estructural del
mismo debido entre otras razones a la avanzada edad de uno de los sobrevivientes
de los hermanos líderes del culto: León Ventura, hoy con 84 años y aquejado de
quebrantos. Su ausencia debilita las prácticas, genera cierta dispersión, pero
al mismo tiempo ellos reaccionan con templanza ante el futuro.
Su desafío hoy nos llevó
a ubicar un lugar hasta ahora desconocido por los investigadores donde reposan
muchos de los muertos del desmesurado hecho militar. Tres fosas comunes, eje
principal también de nuestro trabajo de campo, se encuentran en un lugar del
campamente, hoy abandonado, donde se produjeron las confrontaciones que dejaron
muertos, heridos, detenidos incluyendo las cabezas de ambos bandos: el general Rodríguez
Reyes y Plinio Ventura, además de otros jefes que quedaron heridos como el
Coronel Francisco Alberto Caamaño y otro de los mellizos y la fuerza y validación
de fenómeno de la fosa común lo afirma el Señor Otilio cuando decía:
"Al otro día de
pasar la guerra, el señor Diógenes Luciano, Síndico, andaba buscando gente para
enterrar los muertos que habían quedado sobre el suelo, me buscó a mí, al
difunto Levi, a Lugo, eran más, no me acuerdo. Llevamos sacos e hicimos
parihuelas, al llegar allí, habían varios hoyos que hicieron ellos-la gente- y
uno grande era una cisterna vacía y dijo el Sindico que se procediera a enterrar
a esos muertos y alguien dijo que había un hoyo grande que cabían muchos y
comenzamos a tirar gente ahí...Hasta las 3 de la tarde, había gente quemadas,
le dieron candela a mucha gente..."[12]
Tanto fueron los
muertos, cuenta la tradición oral, que al otro día del acontecimiento, el
Alcalde de Carrera de Yeguas, comunidad jurisdiccional, decide abrir tres hoyos
para enterrar esos muertos que yacían por doquier sobre el campamento liborista
agredido. Estas fosas comunes comenzaron a recibir cadáveres en la mañana
temprano del 29 de diciembre del 1962, hasta que en la tarde por órdenes del
ejército se detuvo la acción que no era oficial, se sellaron las mismas y este
hecho pasó vedado a la memoria de los liboristas.
La prensa local, el
gobierno, los militares y los comunitarios nunca opinaron. No se sabe donde está
enterrado el principal jefe religioso del culto y su hermano Mellizo, por tanto
éste último descenso al lugar de los hechos el pasado 27-28 de diciembre del
2012, fue de gran significación debido a que ya el veto histórico inconsciente
se levantó de la memoria social de liboristas y autoridades actuales
comunitarias y se afirma que en esos lugares o fosas comunes se encuentran
enterrados una parte de los muertos de la matanza conocida como Palma Sola. Otros
murieron huyendo y sus restos se enterraron donde morían.
Buscamos en la prensa,
libros y otras fuentes y las fosas no son mencionadas, la fuerza y validación
de la palabra y una memoria social liberada de trabas y temor se dispuso a
contar otros capítulos pendientes. Entre ellos, los protagonistas confrontaban
la información y era asombrosa la coincidencia de un hecho tan trascendente
para su reafirmación social y cultural además de espiritual, cómo la palabra
desbordada como torrente informativo y socialmente validado, colisionaba con
complicidades, omisiones, temores y desatinos del pasado para convertir en una
lapidaria verdad que sacudía otras interpretaciones históricas hoy cuestionadas
por la palabra transformada en memoria social como fuente histórica y verdad
única.
Algunas consideraciones finales
1.- Luego de lo contado
es necesario redoblar la confianza en la oralidad como fuente histórica y
social de validación y rigor científico.
2.- Los hechos que
conservan cicatrices históricas sólo se destapan con una ética profesional y
una voluntad de los grupos portadores de revelar el pasado, apoyándose en la
memoria y la valentía de comunicar, es decir, la palabra.
3.- Una vez conocida la
verdad de las fosas queda como alternativa dos cosas, o se convierte el lugar
en centro de peregrinaje que rinda culto a los caídos en el lugar y sus jefes
religiosos, o se inicia una investigación aplicada de antropología forense que
procure devolver los restos a familiares y allegados para su sana sepultura.
4.- Estos estudios
tienen retos profesionales por sus implicaciones políticas y sociales, sólo
siendo parte de un programa interinstitucional y de corte estatal por su
naturaleza y costos, pues debe implementarse un proyecto arqueológico y de antropología
forense de envergadura y por su propia definición, ha de ser un estudio
multidisciplinario.
5.- Sólo con estas
acciones se produce un desagravio a quienes la historia y el poder han negado una
tumba, un lugar en el pasado y en la historia dominicana. El respeto y la
tolerancia a la diversidad religiosas obliga a reconocer con un monumento a
quienes cayeron en la defensa de un derecho cultural y religioso, gracias a la
memoria social como reservorio de la resistencia y en homenaje a sus ancestrales
portadores y demás líderes religiosos y seguidores, hoy podemos conocer otro
capítulo de la historia no contada, o mal contada o contada a medias.
6.- Finalmente, los
muertos que no se entierran, que no se lloran, que no se velan en funeral (su
rito de despedida), pesan mucho en la
memoria social de familiares, amigos y allegados, en un grupo o en un país,
debemos pues proceder a recuperar de la memoria social o colectiva, estos
muertos para que sus almas dejen de penar y sus dolientes encuentren una paz
interior al liberarse de ese trauma interior, de esa cicatriz que no termina de
curar.-
Bibliografía
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copia.
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Anexo (Fotos)
[1] Martinez, Lusitania.
Palma Sola. Opresión y Esperanza. (Su geografía mítica y social). Academia de
Ciencias de la
República Dominicana. 2003. P. 52.
[3] Moreta, Ángel.
Capitalismo y descampesinización en el suroeste dominicano. Archivo General de la Nación. Vol. LXXXI.
2009. P. 77.
[4] Paniagua, Ramón. El siglo
XX en San Juan de la Maguana ,
Ponencia. Seminario: Historia y cultura de San Juan de la Maguana. 2012.
INDIA-Universidad Autónoma de Santo Domingo-CURO.
[5] De León Lazala, Sobieski.
Palma Sola y Liborio. Una misma lucha identitaria campesina. Ponencia XV Feria
Internacional del libro, Santo Domingo 5 Mayo 2012. P. 2.
[8] Castro, Aquiles. Palma
Sola a la luz de la prensa de la época. En Boletín del Archivo General de la Nación. Año LXXIV.
Vol. XXXVII. No. 133. Santo Domingo Mayo-agosto 2012. P. 402.
[9] Informante de Carera de Yeguas,
28 de diciembre del 2012, en conversatorio dentro del Ayuntamiento de la
comunidad. Testigo presencial del hecho.
[10] Señor Céspedes, residente
en Carrera de Yeguas, testigo presencial del hecho y militante liborista.
[11] Rosado, Roberto. La
cofradía del Espíritu Santo del Batey. Ponencia. Seminario Historia y cultura
sobre San Juan de la
Maguana. Noviembre 2012. INDIA-UASD-CURO.
[12] Señor Otilio Morel.
Testigo de acciones al día siguiente de la matanza. Residente en Carrera de
Yeguas, las Matas de Farfán, ex síndico de la comunidad.
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